Elaborado por:

Eloina C., Quetzaly G., Eduardo M., Fernanda S.
UNAM, Facultad de Psicología

Estudiantes en formación, satisfechos de brindar información útil al público

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NUNCA ME OLVIDES (Inoccence); Director: Paul Cox (2000).

"¿Se es viejo antes de ser una persona de edad o se es una persona de edad antes de ser viejo?"
Mishara, 2000

Esta es una película que trata de reencuentro de Claire y de Andreas, organista y profesor de música jubilado; cincuenta años después de que sostuvieron una romance en la Bélgica de la postguerra, el reencuentro es una gran romance, pero se tienen que enfrentar a vivirlo en la vejez.

En esta película se puede observar como hay un retardo muscular y neurológico en el sentido de que a veces a los personajes mayores se les olvidan fechas importantes o hacer algunas cosas.

En el aspecto social se puede observar como Claire al principio siente mucha vergüenza de enamorarse de nuevo a esas alturas de su vida, cree que ha hecho algo muy malo pues traiciona a su marido y cuando se lo confiesa a él, su marido se ríe de ella pues piensa que a su edad ya no hay actividad sexual. Andreas se siente contento por haber encontrado a Claire y el sí está dispuesto a entablar una relación con Claire, incluso habla de eso con su hija, que lo comprende y apoya. El esposo de Claire al principio no cree que pueda ser posible que su esposa se haya enamorado de otro y que lo haya traicionado, piensa que se ha vuelto loca y que él no tiene porque ser diferente para tenerla de vuelta, pero después se da cuenta de cuánto la ama y lucha por recuperar su amor.

También se puede apreciar como Claire se siente fastidiada por momentos ya que su hijo la cuida y la trata un poco como adolescente, Andreas y el esposo de Claire toman decisiones acerca de su vida y ejercen control de ella, se atienden con médicos, aunque Andreas tiene cáncer terminal. Andreas al ver la muerte cerca a veces cree en Dios y a veces no, mantiene charlas interesantes con otras personas acerca de la vida y la muerte.

Cada uno de los personajes tiene un crecimiento en el aspecto de valorar la vida y de satisfacción para estar en paz consigo mismos.



MI VIEJO (Dad); Director: David Goldberg (1989)

“la vida se reorganiza en función
del tiempo que queda por vivir”
Mishara, 2000

La identidad que tienen las personas cambia conforme pasa por los distintos niveles de atesoramiento y escala las distintas etapas que a propuesto Erikson en el desarrollo social. Entendiendo el atesoramiento como la acumulación de objetos que no tienen un valor práctico, podemos proseguir como sigue:

º Al ser niños guardamos toda aquello que nos es desconocido, por que es la única forma como podemos acceder al conocimiento de nuestro entorno, es así como descubrimos el mundo.

º Cuando estamos en la adolescencia, juventud y parte de la edad adulta, atesoramos aquellas cosas que tienen un fuerte sentido emocional para nosotros, pero buscando la manera de que se vuelvan útiles para nosotros.

º Finalmente, nos volvemos coleccionistas de recuerdos en la senectud, por que ello nos permite evaluar todo lo que hemos hecho a lo largo de nuestra vida, lo que logramos y nos proporciona el sentimiento de realización.

En primera instancia atesoramos para integrarnos al mundo y empezar a desarrollar una identidad, después para sentirnos identificados con el resto del mundo y consolidar esta identidad, al final lo hacemos para conservar la identidad que ya hemos formado.
Pero, ¿Qué pasa cuando vemos en retrospectiva y no nos gusta lo que hemos hecho? Este es el caso de Padovani, quien ha dejado de sentir un aprecio por la vida. A partir de que su hijo vendió su fábrica, lo metió en un asilo y quedo solo, al margen de su familia y con unos cuantos amigos que adolecen de una situación parecida, perdió el deseo de manejar su vida y hacer cambios en ella para que fuese mejor.

En muchas ocasiones la percepción que se tiene de los ancianos es que ya no son útiles o productivos, que no pueden atender a sus necesidades ellos mismos y en general que son un estorbo. La sociedad se ha encargado de colocarles una etiqueta de “incapaces”. Pero muchas veces, la realidad es que no tienen un motivo para modificar la situación en la que se encuentran; quizás porque les es agradable o porque ya se han acostumbrado a ella, incluso puede que se hallan creído ese rotulo o simplemente es que han perdido la motivación para actuar porque les parece demasiado penoso lo que a ocurrido con sus vidas.

Para Padovani la carga era enorme: su mujer había muerto hace años, su familia se encontraba disgregada y su hijo se encargo de deshacerse de lo que para él tenia un gran significado en su vida. Su fabrica representaba todo el esfuerzo y logros de lo que había hecho, estaba vinculada a su sentido de pertenencia, identidad y realización. Cosas que perdió cuando la vendieron. Ahora se sentía desvalorizado, frustrado y sin ánimo de continuar viviendo.

Pero, finalmente, logra demostrar un hecho que debería ser indudable para todos: a la edad de 90 somos tan capaces como cualquier otra persona, solo requerimos motivación, una razón para seguir actuando independientemente, pese a los achaques de la edad, la disminución de la capacidad física y el deterioro de algunas facultades. Los ancianos son personas funcionales y el lo demuestra al corregir el rumbo de su vida en cuanto se le presento la oportunidad y la razón propicias.


Para manejar la vida adecuadamente se necesita sensatez y esta solo se obtiene a través de la experiencia, como se ha llegado a decir: aprende de tus errores para no volverlos a repetir, y si al estar evaluando tu vida no te gusta algo simplemente cambialo.

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